domingo, 10 de enero de 2010

Encyclopaedia Obitus

Fue casi como una revelación. La constatación repentina de un suceso que ha sido paulatino, en el que las luces de los nuevos tiempos nos cegaban ante un hecho indiscutible, por inevitable. Y así, inevitable, lo sentí cuando lo racionalicé... aunque algo de lástima sí que se siente. La ENCICLOPEDIA ha muerto.

Su nacimiento podría situarse en el siglo I después de Cristo, cuando Plinio el Viejo que realizó el primer compendio conocido de la sabiduría y conocimientos humanos: Naturalis Historia. "Tan solo" 37 libros componían esta primera enciclopedia. Después de Plinio han venido múltiples hombres (mujeres, por los tiempos que eran, me temo que no muchas) con el afán de reunir, clasificar y almacenar todo el saber humano de su época. Una empresa dura, pero apasionante.

Sin embargo, es ésta una forma ineficiente de hacerlo. En su momento, parecía normal compendiar el conocimiento, porque era abarcable y el libro escrito era, lo que se puede decir, la tecnología del momento. Pero pensándolo bien, a medida que se van conociendo cosas, aquello de juntarlo todo en unos libros parece una locura. Sobre todo por un asunto que de siempre me ha preocupado: la Historia crece. Y las enciclopedias suelen incluir personajes históricos, batallas, acuerdos... Por lo que es inevitable que llegue un momento en que el número de volúmenes de una enciclopedia sea tan grande que sea totalmente inutilizable. Era cuestión de tiempo (sólo unos 2000 años) que dejase de ser eficiente. En cualquier caso, cuando editar o comprar libros era algo poco común, por su dificultad (imaginad La Casa del Pergamino, en pleno centro de Atenas, vendiendo la última disquisición de Aristóteles...) una enciclopedia era algo increíblemente útil. Una biblioteca, academia, institución del saber, lo que sea, podía conseguir un resumen de conocimientos, un directorio por decirlo así, evitando buscar, copiar y guardar multitud de libros y pergaminos. Ya estaba todo dentro de la enciclopedia.

Eso sí fue una buena idea.

Y en todas las casas había una hermosa enciclopedia, a veces era de hecho, el único vestigio de cultura visible en ciertos hogares... Probablemente fuese también el o los libros menos leídos de las casas. ¿Quién ha leído una enciclopedia entera? Salvo para hacer trabajos, creo que pocas veces más he abierto esos tomos tan bien encuadernados. Quizás ahora lo haría más, porque me surgen dudas, y leo sobre gente que no sé quiénes son... pero ahora la enciclopedia ha muerto.

Las nuevas tecnologías han acabado con ella. ¿Era previsible? Bueno, sí. Pero fue todo un poco sutil, como diría José Mota, "de a poco". Primero fué la Encarta, una bonita y curiosa enciclopedia en formato CD, que en realidad tampoco era muy útil. Si tenías que esperar a encender el ordenador, y arrancar el programa, salía mejor buscar en la vieja de papel. Pero sentó precedente. Tanto que murió unos años después, cuando la gente tenía Internet en casa y podían buscar directamente. Puestos a encender el ordenador, ¿para qué andar buscando el CD, arrancando el programa, si podías entrar en la Red y mirar tu duda, además de los resultados de Liga, noticias, etc?

Pues no tengo más que decir, porque esta era una entrada que  se me ocurrió el otro día en una biblioteca, cuando ví una vieja enciclopedia que tenía pinta de no haber sido usada en la vida. Y qué le voy a hacer, si me dio penita (aunque eso no signifique que vaya a usar una enciclopedia ahora). Quería simplemente hacer este pequeño homenaje a un elemento que nos ha acompañado muchos siglos, y que ha ido creciendo (en grosor) con nosotros, aunque, como los fieles perros con sus amos, ha vivido menos y nos ha dejado.

Por cierto, si pensábais que iba a hacer un análisis sobre las diferentes enciclopedias de internet y tal, lo siento. Ni siquiera sabía si había más aparte de la Wikipedia (como podréis comprobar si le dais a los enlaces), y he descubierto que sí. En la página de la Wiki sobre las Enciclopedias podéis ver las diferentes páginas que hay. Algunas, como la Británica, son de pago.

Así que ya sabéis: dejaremos de disfrutar del tacto del papel, el peso del volumen, el olor a viejo. Pero aparte de un toque de nostalgia por algo más que una herramienta, que nos ha acompañado tanto, tantísimo tiempo, sigo quedándome con Internet. Es lo que tiene la tecnología...

2 comentarios:

metaforados dijo...

Comparto tu punto de vista acerca de la desaparición del papel.

Además, supongo que si toda la información se almacena en servidores y ordenadores de todo el mundo, sólo un final apocalíptico (supongo que al más puro estilo 2012, que no he visto, por cierto) podría generar un desastre del tipo IBA (Incendio de la Biblioteca de Alejandría). Aunque no estoy del todo seguro de mis palabras...

Por no hablar del peligro de que la información no quede fijada y pueda ser alterada con toda facilidad y sin pleno control del autor original.

En fin, veo muchas ventajas, pero también algún que otro inconveniente.

G de Galleta dijo...

Sin duda. Es un problema fundamental de la informática: asegurar la información. Parece que está más seguro escrito en papel que de forma un tanto intangible en un disco duro. Pero en realidad creo que no es así, de la misma forma que un disco duro se puede borrar, el papel se puede quemar, o mojar, o simplemente pudrir. Además, desde que leí los primeros libros de Asimov, me di cuenta de que hay una "capacidad limitada de historia". Dentro de siglos, ¿sabrán quién era Newton? ¿se conocerán sus leyes o estudiarán sólo las de la relatividad? Igual Einstein será para ellos lo que para nosotros algún griego tipo Pitágoras, que sabremos lo justito sobre él, y con dudas sobre su verdadera vida... Es un buen tema para otro post ;)

Saludos y bienvenido!